domingo, 20 de junio de 2010

"Speed Nosequé"

La mujer dio otra calada a su cigarro mientras caminaba con la mirada perdida entre niños descalzos y chatarra mojada por la lluvia, sin hacer el más mínimo caso a su interlocutor, que gesticulaba con vehemencia y voz chillona.

-Habrase visto semejantes cínicos hijos de puta... Ahora, ¡ahora que nos necesitan es cuando nos prestan su ayuda! ¿Pero sabes qué? Que se jodan. Ya no los necesitamos.

Asintió distraída buceando entre sus pensamientos. En ellos revoloteaba una melodía pegadiza que no se separaba de ella pero tampoco quería emerger del todo. Una melodía tímida, escurridiza, de las que solo enseñan unos pocos acordes antes de volver a desaparecer. Pero cuánto le jodían aquellas melodías.

-Si no tuviesen el cráneo lleno de todos sus millones, quizás habrían podido adivinar que si después de tanto tiempo los suburbios siguen ahí es porque han sabido defenderse solitos.

Unas quintas aquí, un punteo allá, grito desgarrado, cambio de ritmo en la batería. Pa, tu'pá.

-...y ahora que tenemos algo que les interesa, nos toca a nosotros darles de comer mierda.

"Speed..." ¿"Speed..." qué?

-¡Banshee!

La mujer sacudió frustrada la cabeza y miró a su colega.

-No me estás haciendo caso.
-Ayer pusieron una canción nueva en el bar y no consigo recordarla.
-Bueno, pues si tan poco te interesa lo que te estoy contando igual puedo ayudarte, pero al menos dímelo, joder.

Torcieron una esquina y entraron en la barriada principal, compuesta por chabolas de hojalata a punto de caerse, amontonadas a ambos lados de la ancha carretera, y un autobús sin ventanas a modo de bar, donde un grupo de hombres cercanos a la vejez discutían sobre asuntos banales y no tan banales. Al fondo solo se veía el horizonte.

-El estribillo no paraba de repetir una y otra vez "Speed Nosequé".
-¿Speed King, de Deep Purple?
-No, no, joder. La canción era más o menos así.

La mujer abrió la boca y modificó los canales de aire de su garganta. Cerró unos pocos, expandió otros tantos, abrió cientos más. Miles de pequeñas filigranas formando una suerte de invisible hormiguero, un entramado similar al de una tela de araña. Dejó que el aire saliese de sus pulmones y con él una marabunta de voces, guitarras eléctricas y timbales. La canción entera tomó forma como salida de un radiocasette. Después calló.

Su interlocutor se llevó una mano a la barbilla.

-Pues no, ahora no caigo.

(Trasfondo e idea conceptual cedida por: http://graznidosdecuervo.blogspot.com/ )

3 comentarios:

  1. Waow, me vuelves a sorprender. Este mini relato me ha molado, y me impresiona ver que has creado un escenario para esta historia (que espero que le des algún tipo de continuación) en tan poco texto. Siempre me han gustado ese tipo de lugares y su contexto.

    /clap

    ResponderEliminar
  2. Bravo. Seguiría leyéndolo entretenidamente si lo continuases, sin duda. Has pintado mucho con muy poco. Sigue así ; )

    ResponderEliminar