domingo, 29 de agosto de 2010

El precio de la consciencia.

Y tras enumerar las virtudes que les entregaba a cada una, el arcángel miró a todas las almas allí reunidas, listas para nacer en el mundo, y les habló con dureza.

-No obstante, puedo entregaros algo más a cada una de vosotras. Pero es una virtud tan maliciosa, o una maldición tan virtuosa, que será cosa de vosotros decidir si la tomais o no.

Y las almas abrieron sus mentes y escucharon con atención.

-Puedo concederos una última virtud. Pero esta lleva consigo un precio. Un veneno, ponzoña tal que ninguna serpiente ha sabido igualarla, que os envejecerá y corroerá por dentro y que debereis combatir durante el transcurso de vuestra existencia mortal, si no quereis que vuestra alma y vosotros mismos caigais en el abismo insondable de la apatía, de la melancolía. Carga del que sabe más de lo que debería. Y esa virtud es, oidme bien, la Sabiduría. ¿Quienes de vosotros aceptais?

Y el arcángel miró a las almas y estaban cabizbajas. Pero entre todas aquellas destinadas a nacer en esos momentos o los meses posteriores, almas de otoño y de invierno, vió una, aquella en la que había infundido también el coraje y la determinación de un héroe, así como la calidez y ternura de una dama -extraña y triste combinación esa-, que lo miraba con los ojos llameantes de aquel que acepta un reto del que ya se sabe perdedor. Y dió un paso adelante. Y tan pronto como movió sus pies supieron ambos, arcángel y alma, que su atrevimiento se pagaría tan caro como igual sería la lucidez y perspicacia, la gloria que conocería entre todas sus compañeras. Y el arcángel le entregó la Sabiduría. Y el alma volvió a su fila, sintiendo ya en su corazón el peso del veneno.

Pero hubo una más, otro alma que si no se había descubierto aún ante tal ofrecimiento, era porque esperaba un premio mayor, como mayor sería, si cabe, su maldición. Y aquella alma en la que el arcángel había puesto la dureza y el aplomo de un líder, se quedó esperando a que ofreciesen su anhelo: la Conquista.

Pero esa es otra historia, y yo ya he contado la mía. Te toca.

2 comentarios:

  1. He de decir que la temática que utilizas es diferente.
    Me gusta ese juego que haces. El tema es perfecto
    Podía visualizar perfectamente esos "ojos llameantes"...

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  2. "será cosa de vosotros"

    Cosa vuestra* nu? Queda mas fluido, mas facil de escuchar, creo yo.

    Ahora bien, dejando aparte mi irritante manía de fijarme en detalles tan tontos, te dire que, como siempre, tu historia me encanta.

    Espero que no me dejes a medias, como tantas otras veces.

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