miércoles, 13 de octubre de 2010

Lowlife.

Ahora mismo la dejadez está esclafada en el sofá sepultada por cajas de pizza vacías, justo al lado de mi musa. De hecho, le está pasando una cerveza.

Quedan dos opciones, o liarme a patadas con la musa para que se levante y haga algo, o rendirme al amuermamiento toledano. Y creo que, por ahora, va ganando la segunda opción.

Ah, mira, una cerveza. ¿Es para mí? Gracias, dejadez. Hazme un hueco.

Es tan deprimente que me dan ganas de levantarme, mirarme al espejo y reirme de mi misma.

2 comentarios: